Vivimos tiempos de pesadumbre,
atufados por rescoldos de tierras requemadas
por los bárbaros de hoy,
que intentan perpetuar historias de campesinos sin tierras.
Porque las tierras, como entonces,
siguen teniendo amos
y los siervos son ahora más siervos.
Aquellos vivían pendientes de un lider
capáz de hacer renacer la esperanza
mientras hoy se recela ya del lider pagano sin fe
vestido de vanaglorias,
que tampoco cree en la fuerza de las gentes
que perdiéndose en las fuentes
nunca culminó victorias.
Bandidos que huyen a paraisos lejanos,
cargados del botín dorado.
Mujeres y hombres sumidos en la desesperación,
lampando pedazos de pan,
suplicando algún reparto.
Globalización banal,
hitorias de hazmerreir para conformar conciencias
o para ampliar negocios sin fin
en que han convertido el planeta.
Tienen que haber otras fórmulas de progreso,
no se puede creer que esas hayan de ser las formas.
Engañar y trepar.
Hurtar y expoliar.
Ganar y guardar...
dejando pasar luego un tiempo
hasta encontrar la ocasión
de volver con renovada pulsión
a las fechorías impunes.
Impunes son siempre sus actos
por prescritos o indemostrados
merced a sus abogados
que amén de los magistrados
parecen estimar las causas comunes
con desatinos del sistema
que adolece del edema
que le provocaron los que legislaron
En medio de tanta confusión
puede llegar la ilusión
al ver cómo la juventud
nunca mas sabia que hoy dia,
profundiza sobre la hidalguía.
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