sábado, 23 de junio de 2012

Mentiras y Verdades

Unas por el bien pretendido,
otras por el mal rebuscado,
zarandean muy a menudo nuestros propósitos.

Convivir con las dos en el empeño
de una gobernanza total de mi espíritu
me conduce a la inevitable destemplanza.

Quiero ser fiel a los principios,
aunque los principios no conduzcan necesariamente a los fines,
y los fines sean a menudo bastardos.

La verdad del infante puede ser dolorosa,
expresada sin miramiento, con naturalidad ingenua,
la del adulto se carga a veces de tanta retórica,
que rebasa los límites de su prudente gracia.

Si te miento, por no atormentarte,
no creas que la verdad adversa pueda estimularte,
quizás nos desanime el porvenir
de una realidad opuesta a nuestra tendencia.

Quisiera entonces cargar mis verdades
de variedad y de sorpresa,
dulcificarlas hasta alcanzar el linde de lo irreal
para, sin ser mentiras, modular lo literal,
abrir cauces al desbordante rio de una sana vitalidad.

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