viernes, 29 de junio de 2012

Paseo por La Granja

Se iban amontonando las gentes y un poco a su pesar hacia la vista gorda. Se sentía burlado en la responsabilidad sobre lo que parecía había dejado de ser responsable. Cómo se puede decir si no de una casa grande que había alojado, tiempo atrás, tanto maestro, tanta ciencia, tanto esfuerzo a la vera del rio de calor que incendia las venas del más pintado. Ahora, sin subvenciones, sin regalos fantásticos que hacer desde la Casa Real de los ensueños monárquicos, valedora de tantas de sus obras de artesanía fina, ¿quién se hará cargo de su patrocinio?.

-Ahora vendrá la directora... pero yo tengo que saber quien entra por aquí y además vigilar que no se apague el horno, que tanto cuesta mantener para que no sucumba.
Una pena, si señor, la carencia de artesanos en la industria... el último que pasó por aquí se jubiló con más de setenta, forzado por las circunstancias y por una dirección que no quería sucumbir a la quema. Ese hombre, con sus manos y papel simple y empapado, hacía maravillas sobre cristal en ciernes hasta antojarse de la forma imposible y fantástica.

-Imagino que lo mismo pasará con el latón o con el bronce, cincelados con primor hasta lograr la profundidad de los cabellos del cristo crucificado, y el punto exquisito de la pátina que se hace necesaria en su esplendor.

Pienso en sus palabras y termina acongojándome el futuro sin las bellas artes de los artesanos sin su legado. Sabiduría perdida y suplantada por la máquina infernal basada en cadencias infinitas.

En este estado, aparece por la puerta una directora jóven y risueña que nos anima a contemplar los últimos trabajos realizados por otros jovenes, gobernados por una holandesa que, puntualmente y cada día, recorre los ochenta kilómetros que la separan de su casa hasta adentrarse en esta. Hasta aquí ha traído también sus producciones tituladas con la idea de perseverancia con las que trata también de estimular a sus pupilos.

El remate de la tarde acontece en una terraza próxima donde la cerveza mitiga el calor de un verano recientemente inaugurado y es en ella donde Paloma, la joven directora me confiesa sus miedos al futuro que acecha con sus Eres y a lo que no basta con oponer su competencia en la gestión del día y día... si a distancia no se quieren deslumbrar por lo que fue... la Real Fábrica de Cristales y Vidrio.


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