jueves, 24 de marzo de 2011

Sueños

Todavía me mueve el influjo de los sueños
por eso, solo por eso, me pongo ahora a escribirlo,
no vaya a ser que la aplastante inercia de las horas transcurridas
diluyan de una vez y para siempre, todo su encanto.

Como tantas veces,
casi por absoluta mayoría,
me erigia en protagonista.

El recuerdo comienza a solidificarse
en medio de una marabunta, no de hormigas, sino de hombres.
Personas sin rostro, aunque fundamentalmente jovenes,
vivos atletas, inquietos, gentes como dispuestas a todo,
calladas, vestidas de manera informar, situadas en filas enormes.

Todas incian la marcha en un momento dado,
y yo entre ellas, participando, con gente a mi lado.
Noto una presión constante, sin padecerla realmente,
me empujan, sin empujarme,
avanzando sin detenerme,
empiezo a recorrer paisajes raros que me sorprenden.

Jamás vi cosa igual,
son de una belleza imponente.

Verdes provocadores,
vistas en perspectiva aérea de filas inacabadas
de seres que no paran de andar felices,
entre los que me encuentro satisfecho.

Por sendas muy perfiladas incluso,
con el riesgo de acabar deshecho,
voy de puntillas saltando
y a todos lados mirando,
para no perder de vista el entorno,
tan bello, con profusión de piorno.

Así, hasta llegar a una ciudad sorprendida
sumida en una luz sepia, como adormecida,
donde sus habitantes se esconden ante tal crecida,
de gentes que continúan marchando,
ajenas a cualquier movida.

Soportales en una plaza vieja,
utensilios variados que desfilan ante mi vista
y que significan tan solo trastos,
en disposición de revista.

Ahora, ya despierto,
navego y barrunto entre tal desconcierto,
si mis acompañantes significan algo,
si el mensaje cifrado del sueño,
acabará aportando a su dueño,
algo más de lo que refleja el simple discurrir del ensueño.

Puestos a fantasear,
me siento feliz acompañando a la gente,
me gusta mucho viajar disfrutando del paisaje imponente,
disipando las dudas de si sabré acomodarme algún día al sillón
o si, por el contrario,
continuaré vagando siempre, como un mortal impenitente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario