Su aspecto juvenil, risueño,
anima a mi espíritu.
Ojos pequeños,
parapetados en originales gafas de concha,
que se mueven con brio,
buscando paisajes nuevos
que aporten sensibilidad a su mundo que,
poco a poco se acartona,
como el de una mayoría ganada sin esfuerzo.
Es una suerte
coincidir en el ensueño,
en el gusto de escuchar poemas bellos y participar,
aunque sea mínimamente,
en la estela de unos versos.
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