Es necesario liberar las palabras
encerradas en el fondo del alma,
para sentir el alivio de reconocerte,
... en calma.
Sean escuetas o largas,
livianas o recargadas,
forman parte de tí
y de esa cárcel que albergas,
de la que eres carcelero, pequeño inquisidor.
Por eso, cuando consiguen traspasar sus muros
y se expresan de verdad,
burlando la vigilancia,
siento que no les coarta la inoportunidad,
prefieren la constancia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario